sábado, 21 de junio de 2008

El Pepe embagayado en el NUNCA MAS

El senador y viceprecidente interino José Mujica reiteró que la reconciliación solo se podrá alcanzar el día en que los protagonistas de los enfrentamientos lo lleven en el cajón. Además explicó el porqué de su presencia en el acto del Nunca Más.(el frío) (o el calor de estar alli viendolos desfilar)






AL SANTO DEMONIO
OTRA IDEA PRESIDENCIAL EN VÍSPERAS DEL DÍA DEL NUNCA MÁS
Samuel Blixen (Brecha)



La gente faltó a la cita, porque el Nunca más propuesto por el presidente enfrentó este año nuevas resistencias.
La idea de un encuentro entre guerrilleros y militares facilitó una zancadilla política contra el senador José Mujica.

La iniciativa del presidente Tabaré Vázquez de invitar a guerrilleros y militares para que firmen una declaración conjunta que “reconozca los hechos y admita los excesos” ocurridos en el pasado reciente, como aporte para la segunda edición del 19 de junio –fecha que, en la intención del mandatario, proclama el “Nunca más entre orientales”–, ofrece dos ángulos de enfoque: uno, la reiteración de una propuesta que en su segunda edición recibe un nuevo rechazo masivo; y otro, subyacente, la zancadilla que obligó al hoy senador José Mujica a hablar de un tema que la oposición se encargará de ponerlo en la agenda de debate cuando se calienten los aires electorales.

La idea de Vázquez fue trasmitida a Mujica en una reunión mantenida el lunes 9 en la residencia de Suárez y Reyes, y al parecer fue la primera movida del mandatario en busca de ese “mea culpa” que supuestamente edificará la “reconciliación”. La entrevista había sido solicitada por Mujica para trasladarle a Vázquez denuncias de corrupción que el senador no podía resolver por su cuenta. Se habló de diversos temas –“de bueyes perdidos”, gambeteó Mujica– y el presidente aprovechó la ocasión para reiterar su convicción de que la mejor fórmula presidencial para el Frente Amplio (FA) es la de Astori-Mujica, en ese orden. “Estos son los números”, habría dicho Vázquez, dando por válida la encuesta realizada por Equipos Mori (véase la edición anterior de Brecha) que adjudica por primera vez una ventaja del ministro de Economía sobre el senador del
MPP.


La mención a la “declaración conjunta” insumió apenas unos instantes de la conversación, y fue lanzada como un sondeo preliminar. Mujica abandonó la residencia de Suárez cargando en su mochila dos peludos de regalo: la insistencia en la fórmula –cuando su propia decisión consiste en orejear detenidamente las ideas en las que se apoyará el futuro programa de gobierno del fa–, y ahora esta invitación para que “ande a los besitos” con quienes no quiere besuquearse.

Ninguno de los dos mencionó, en sus encuentros con periodistas, el tema de la “declaración conjunta” hasta que, dos días después, la noticia fue difundida por un portal de Internet y amplificada por Canal 10 en la edición central de Subrayado. Al parecer, la intención presidencial era iniciar contactos reservados con ex guerrilleros y oficiales retirados de las Fuerzas Armadas. El trascendido de la noticia habría abortado los planes presidenciales de manejar el asunto sin estridencias hasta que se pudiera presentar como un hecho consumado este proyecto, calificado de “personal”, que apunta a superar el contencioso de los derechos humanos sin necesidad de “legar” la tarea a las “generaciones venideras”.

Fuentes del fa consultadas por Brecha aventuraron que el trascendido habría partido desde la cancillería. Las reacciones de diversos actores políticos y sociales prácticamente enterraron la iniciativa antes de nacer. El senador Mujica pretendió en un primer momento negar la versión –“son bolazos”, dijo a la televisión–, y después eludió una definición personal acudiendo a una fórmula que ha reiterado en varias ocasiones –“Tenemos que mirar para adelante”– hasta que, finalmente, fijó su posición afirmando que la propuesta es “una imposibilidad”: “No se les puede pedir a las viejitas que renuncien a la búsqueda de la verdad y reclamen justicia”. En el entorno del dirigente del mpp se considera que el trascendido tiene todos los visos de una zancadilla política: Mujica sabe que su pasado guerrillero será agitado en la campaña electoral (“está en la tapa del libro”, ha advertido) y por ello elude, en la medida de lo posible, abordar temas que serán explotados para erosionar su imagen, fuera de contexto e independientemente de los contenidos. En esta ocasión no pudo eludirlos. Preguntado sobre si se arrepentía de haber empuñado las armas, dijo que sí, porque “fuimos ineficientes”, una explicación que difícilmente encuentre su sentido en una entrevista de apenas tres minutos.
De los ex guerrilleros que actualmente ocupan cargos de gobierno, sólo el director de Cultura de la Intendencia de Montevideo, Mauricio Rosencof, adelantó su coincidencia con el planteo de Vázquez; el senador Eleuterio Fernández Huidobro (cap-l) dijo estar dispuesto a participar de un diálogo por los hechos del pasado, sólo si intervienen todos los actores que tuvieron responsabilidad. Mencionó a los dueños de los canales de televisión, los empresarios, los políticos y la embajada de Estados Unidos. El diputado Luis Rosadilla (también cap-l) opinó, por su parte, que no es apropiado establecer la reconciliación por decreto; “es un proceso que debe
generar toda la sociedad”.

Luisa Cuesta, de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, dijo que el presidente “se equivocó” al efectuar el llamado y explicó gráficamente: “Lo que hicieron los tupamaros ya lo sabemos, pero no sabemos qué pasó con nuestros familiares, dónde están los desaparecidos, quiénes son los responsables de los asesinatos”. En la mayoría de los grupos del fa la propuesta de Vázquez fue recibida con frialdad, cuando no rechazada abiertamente. Y hasta el hermano del presidente, el prosecretario de la Presidencia, Jorge Vázquez, dijo estar de acuerdo con la idea, pero también con promover la anulación de la ley de caducidad. “Nunca más
con el terrorismo de Estado sí, y también estoy de acuerdo con que debemos reconstruir nuestra historia”. Desde la otra vereda, el rechazo fue en términos similares, aunque por razones diferentes: militares retirados consideraron inaceptable un diálogo de reconciliación mientras el gobierno no intervenga para impedir la anulación de la ley de caducidad y el “desfile” de oficiales por los juzgados.

Saber qué pasó, dónde están, quiénes son los militares responsables es una aspiración unánime. Pero el presidente Vázquez descarta cualquier opción que no sea la de “convencer” a quienes guardan sus secretos, un camino que ya había transitado infructuosamente su mano derecha, el entonces secretario de la Presidencia, Gonzalo Fernández, cuando les sugirió personalmente a los oficiales identificados como autores de los crímenes que “entreguen unos huesitos, que después lo demás se arregla”. Mujica se manifestó escéptico en cuanto a que los militares hablen voluntariamente. “No los vamos a torturar, eso está claro”, dijo en una entrevista con el
programa Código país (Canal 12, miércoles 18).

LOS DOS DEMONIOS.

A la semana de instalada la polémica resultaba evidente que el presidente Vázquez había tropezado una segunda vez con la misma piedra. No se le puede reprochar falta de coherencia: la pretensión de pasar a la historia como el mandatario que resolvió la fractura social tiene su antecedente en el proyecto de reparación “para ambos bandos” elaborado por el diputado colorado Daniel García Pintos, que la Presidencia hizo suyo y que aún dormita en el Parlamento. El concepto medular de ese proyecto se reiteró en la propuesta de convertir la fecha del 19 de junio, natalicio de Artigas, en el día del Nunca más entre orientales.

Hoy, como hace un año, grupos políticos y organizaciones sociales rechazaron ese ensayo de punto final que equipara la violencia de los grupos insurgentes con el terrorismo de Estado. Pese al rechazo, la teoría de los dos demonios parece vigente en el pensamiento de Vázquez, con un agravante: entre junio de 2007 y este jueves 19, hizo carne en la sociedad la ausencia de la responsabilidad mayor, la del Estado, en el terrorismo implantado durante la dictadura militar. Vázquez elude el paso y propone como alternativa un camino que Familiares, el Pit-Cnt y la Coordinadora por la Anulación de la Ley de Caducidad consideran inconducente. El deslucido día
del Nunca más (al que los militares en actividad concurrieron por orden de los comandantes) será confrontado con el 27 de junio, 35 aniversario del golpe de Estado, jornada en la que se dará otro impulso a la recolección de firmas para el plebiscito anulatorio


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