domingo, 31 de agosto de 2008

Carta urgente por María Música

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Por Jaime Díaz Lavanchy
Ayer estuve con María Música y su madre, y supe de hechos gravísimos que no han sido informados por la prensa. Pero antes de desarrollar este tema debo puntualizar una cosa: Matías del Río y Fernando Villegas tienen razón. Música no es ni la sombra del monstruo que algunos quieren dibujar. Cuando ella se ríe, sus ojos se iluminan con inocencia desbordante. Lo que allí se asoma no es candidez, sino inocencia en el sentido más puro y primigenio de la palabra. Pocas veces he conocido a una niña que encarne mejor ese motivo literario donde la niñez es el paraíso perdido que todos deberíamos conservar..

1. Existe una fotografía estremecedora (y una constatación de lesiones) que dan cuenta de una agresión que sufrió María Música por parte de carabineros un mes antes de que ella “Atentara contra la autoridad”. Ni la fotografía, ni la constatación de lesiones se han comentado en la televisión, a pesar de que esta agresión es, al menos, una atenuante que favorece a Música. ¿Acaso los brutales golpes que le dieron no demuestran que ella dice la verdad cuando justifica su acción como un gesto de impotencia ante la represión que están sufriendo los estudiantes? ¿No es esta fotografía una prueba elocuente de que la propia María Música ha sufrido la represión de una forma brutal? ¿No es este registro visual relevante para la opinión pública? ¿No es esta fotografía silenciada una vergüenza para el periodismo? Si alguien duda de la fotografía, o de la gravedad de las lesiones sufridas por Música, sepa que estas fueron constatadas, entre otras personas, por el abogado de DDHH Nelson Caucoto.




2. Existe un parte judicial que demuestra que la querellante, quien presenta la demanda en contra de Música, es la propia Ministra de Educación. Esta demanda por “atentado contra la autoridad” fue presentada a las 10:30 del mismo día del “jarrazo”. Sin embargo, esa misma noche la Ministra señaló muy maternalmente, ante todos los medios, que ella no iniciaría acciones en contra de la menor. ¿Por qué la Ministra Jiménez ha mentido de esta manera? Probablemente, porque enviar a la fiscalía a una niña de 14 años recién cumplidos (si tuviera un mes menos todo habría quedado en Tribunales de familia), no es políticamente correcto. Esta mentira de la Ministra tampoco ha sido comentada por la prensa, ni tampoco las graves denuncias en su contra que ha hecho el destacado documentalista Dauno Tótoro. Según Dauno, la Ministra cumplió un rol siniestro en su expulsión de la Universidad Católica durante los años 80, lo que me parece grave, porque demuestra que Jiménez ya tiene antecedentes en cuanto a reprimir a estudiantes. ¿Y si fue cómplice cuando Dauno fue expulsado de la Universidad en plena dictadura, por luchar por la libertad y los derechos humanos, qué se puede esperar de ella en democracia? ¿Qué defienda a los estudiantes? Insisto, repito, ¿no son estos antecedentes, relevantes para la opinión pública? ¿No es el silenciamiento de este tema una vergüenza?


3. Otro tema: acción urgente. Según la madre de Música, Ruth Cavieres, ella ha recibido muchas ofertas. Muchos abogados quieren defender a Música en la Fiscalía, pero al parecer nadie está dispuesto a actuar antes de que eso suceda. Al parecer casi nadie entiende que lo más sano para la niña es librarse de pasar por la fiscalía, librarse de ser procesada y expuesta nuevamente a los medios de comunicación. Personalmente no considero correcto que la ley penal juvenil, aparentemente concebida para reprimir y encarcelar a los estudiantes, se aplique en contra de una niña tan joven, y por un acto que podría considerarse una falta. De hecho, me parece aberrante que esta situación no haya quedado en el ámbito de los tribunales de familia, solo porque la Ministra esté acusando a Música de “atentado en contra de la autoridad”, mientras los medios se refieren constantemente a los hechos con el calificativo de “agresión a la autoridad”. Uno no puede dejar de preguntarse, ante esto, si lanzar un poco de agua limpia es realmente un atentado o una agresión. Tampoco se puede eludir la siguiente pregunta. ¿Si la fiscalía sanciona con severidad a María Música y la niña entra en una depresión grave, qué vamos a hacer? ¿Presentar recursos de amparo? ¿Manifestarnos en la calle? ¿Entrevistarnos con ministros del gobierno? Todo esto lo hemos hecho durante dos meses por la libertad de Elena Varela y ella sigue encarcelada. ¿No deberíamos actuar entonces de inmediato, antes de que la niña llegue a los tribunales?. Cuando eso suceda, el gobierno nos dirá que nada puede hacer porque el poder ejecutivo y el legislativo son independientes, cuando eso suceda, el daño será irreparable, cuando Música esté en fiscalía nadie, o casi nadie, dará cobertura positiva a nuestras movilizaciones. Mejor pidamos ahora que la Ministra retire su denuncia y que cumpla la palabra empeñada, porque como ha dicho la misma María Música, “la autoridad como el amor, son cosas que se ganan”.


“Cobarde agresión a Ministra de Educación” ha sido uno de los titulares que hemos leído por estos días. Para mi la cobardía es de la “gran prensa” que no denuncia las agresiones que sufren nuestros niños y de una Ministra de Educación que guarda silencio mientras se consagra la represión. Para mi la cobardía es de todos quienes hemos permitido que se reprima brutalmente a los jóvenes. El caso de Música es apenas la punta del iceberg de la violencia policial. Amnistía Internacional Chile lo sabe, UNICEF lo sabe, los abogados de DDHH lo saben, Víctor Salas y tantos otros, lo saben. Los editores de Chile no lo saben, o no lo quieren saber.


Jaime Díaz Lavanchy
Documentalista Director Documental “La Revolución de los Pingüinos”


Respecto de las informaciones censuradas tengo que decir:
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Video de denuncia de María Música y su madre:

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