sábado, 31 de octubre de 2009

Yo voté SI

Aquí, la canción testimonial "NI OLVIDO NI PERDÓN" de quienes votamos SÍ, para impedir que la impunidad continúe siendo un estigma moral y social en la patria uruguaya; para que el abominable crimen del secuestro, la tortura y la muerte de hombres, mujeres y niños no prescriba nunca. Será imposible taparnos la boca.




Video realizado con fotos de Mica Grecco, en relacion al resultado negativo de la consulta popular al pueblo de uruguay de terminar con la ley de impunidad a los responsables de crimenes en la ultima dictadura. Me tomo el atrevimiento de poner el texto que puso Mica en su Facebook:

"..No sabía si publicar esto hoy, un día después de vivir una de las peores decepciones de mi vida desde que tengo conciencia...pero creí que si era necesario.
Por que la derrota de ayer es un más de las tantas que tendremos en el camino hacia la verdad.
Que ayer no se haya podido no quiere decir que no lo podamos lograr.
Ellos no se borran de nuestra memoria solo por un tropezón...grande sí,pero tropezón al fin...
...Y seguiremos luchando por todos ellos hasta que se sepa la verdad, hasta encontrar el paradero de los 172..."

Las imágenes son argumento irrebatible para que jamás se restablezcan en Nuestra América, sistemas de persecución y exterminio -mediante aborrecibles acuerdos y alianzas- como la "Operación Cóndor". Para que nuestro connatural anhelo de justicia social, igualdad, solidaridad y fraternidad -y la lucha cotidiana por que se concrete- no sea tratado como delito, ni penalizado, ni perseguido, ni asesinado. Para que los verdugos de sus propios pueblos, y exterminadores de nuestras étnias primigenias, tales como Micheletti, García Pérez, Uribe, Bachelet y Calderón no sigan creyendo erróneamente que el homicidio consuetudinario puede formar parte normal, e inimputable, de sus políticas de estado.

Si en Nuestra América permitimos que se mantenga y extienda el precedente nefasto de autenticar leyes que encubran a los autores intelectuales y materiales de crímenes de lesa humanidad, estaremos jurídicamente indefensos y podremos ser víctimas -ya totalmente desprotegidas- de las masacres que disponga algún alienado que consiguió, por medios lícitos o no, hacerse del poder. ¿Qué freno podría existir si aquel ordena -directamente, o por interpósito ministro- "eliminar" a quienes se le opongan"?, ¿Qué contención legal, que no moral, pudiera imponerse al sadismo a mansalva de los ejecutores?

La lucha continúa. Ha de continuar, con mucha fuerza, con mucha conciencia, con absoluta decisión, en el Caribe, en Centro América, y desde el sur del Río Grande hasta la Patagonia. Nadie, absolutamente nadie, en la sociedad de Nuestra América debe de esperar ser víctima directa para elevar su grito, para exigir justicia, para sentir en su propio corazón el corazón del torturado.

Tan sólo basta que imaginemos, o recordemos, la última mirada de aquel o aquella, arrancados con violencia de su hogar y no vueltos a ver; sentir -tal vez por un sólo segundo insoportable- el sufrir de las madres, la orfandad sin razón de tántos huérfanos; el ánimo, lacerado por siempre, de las esposas; de los maridos, de los hermanos, de los compañeros que aún quedamos...

Mientras no se les haga justicia, hasta sus anónimas fosas han de seguir llegando la aflicción y la ira inacabable de todos nosotros, sus deudos, aquellos que desde algún lugar de esta enorme y violentada patria americana somos células vívas de cada ser humano que la habita.

Igor Calvo.


NO PODRAN SILENCIAR JAMÁS EL GRITO DE NUESTRA AMÉRICA






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