sábado, 23 de enero de 2010

Colombia silencio o muerte

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Las FARC y el ELN juntan la lucha...resultado de la política de seguridad de Uribe

Pablo Arciniegas


Las Farc y el Eln juntan la lucha...resultado de la política de seguridad de Uribe
A veces los tiranos toman medidas, dentro de sus estrategias, que a largo plazo les resulta contrarias, este es el caso de la llamada política de seguridad implementada por el gobierno de Colombia, como medida para derrotar militarmente a la subversión.
Partamos de que la Subversión es una acción justificada cuando los pueblos sufren grados de violencia profundos, que además los condena a situaciones de pobreza como producto del secuestro del Estado por parte de grupos que se benefician de esta situación, a más de contar con las fuerzas armadas y policiales a su servicio. Esa, aparente vieja realidad, es tan actual, y en grado superlativo en la hermana Colombia.
Un Estado liderado por verdaderas mafias corruptas, militaristas, que gobiernan para sí mismas, en un país como Colombia en el que los campesinos han sido las víctimas más visibles de la situación. Sería abundante el espacio para, por medio de las palabras, describir el nivel de podredumbre y violencia en el que se sutenta el gobierno de Uribe. La situación en Colombia es de larga data, como en el resto de países latinoamericanos, el abuso del poder está presente desde los primeros días de la falsa independencia.
Es entonces, casi natural, que en tal situación el pueblo se organize contra la violencia utilizando la fuerza, pues no existe otra forma frente a los grupos que jamás estarán dispuestos a permitir que la justicia social se instale en el país, por que esto significa que sus canonjías llegen a su fin, y lo que más temen, que sus culpas sean juzgadas.
Este, en breve, es el comtexto en el que aparece la violencia revolucionaria, violencia que lamentablemente en Colombia se ha desbordado por la política de terror impuesta por los aparatos de seguridad del Estado, violencia que ha encontrado el caldo de cultivo en la sin razón de los gobiernos en querer negar la existencia de la resistencia armada de los pueblos, calificándola de delincuencial, frente a la que solo opone el camino del terror para combatirla.
Y ha sido justamente esta visión militarista de Uribe, que ha lanzado todos sus perros de caza contra los movimientos armados, la que ha permitido que las FARC y el ELN frente a la amenaza de las bases imperialistas en territorio colombiano, y a la violencia contra las comunidades y pueblos del campo, hayan reconocido la necesidad de juntar esfuerzos para enfrentar la amenaza interna y externa contra sus posiciones.
En alguna pared de cualquier capital latinoamericana estaba escrito: "Mientras el sistema sea terrorista... seré subversivo"





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