lunes, 18 de marzo de 2013

A la memoria de RICARDO PERDOMO "el mejicano"

 

 

CHARADA PARA DESMARCARSE DE LOS TUPAS ELECTORALES


                                A la memoria de RICARDO PERDOMO “el mejicano” (17/marzo/2013)
                                                    que supo desmarcarse hace mucho tiempo...

“pa’ él es el duro reca’o y el Réminton y la lanza
y la bala que lo alcanza pa’ que algunos como usté’
venga a contarnos después, historias de degolla’os..”.
                                                           EL VIEJO PANCHO

cuando decidieron participar con candidato propio en la joda electoral
se les empezó a ver las patas a la sota...
ya no alcanzaba con el gordo marcos ni con el viejo sarthou
puestos a pelear en el pan-y-circo por migajas...
se empezó a construir el caballo de troya hecho por los propios troyanos...
la mano venía de un truco diferente/la mano venía de meter mano directamente
y torcer el timón: un motín en la cúpula para cambiar el rumbo...
borrar con el codo el horizonte insurreccional/ enterrar el hacha y toda formulación revolucionaria
desmentir la historia / rebajar programa/ arriar banderas / negar la lucha
mellar los filos / mochar las chuzas
proxenetear los viejos laureles manchados de sangre
desarmar las cabezas/  preparar la entrega...

pusieron a tres “viejos”/ con tres embudos de diferentes colores/ a juntar gotitas
(los tres embudos terminaban en el mismo barril que no era de pólvora:
era de agua para mojar la pólvora...)
los pusieron/ a engañar incautos/ a estafar botijas
a oportunizar el oportunismo...
fueron ayudados por muchos peones miopes:
los peores ciegos que no quisieron ver...

los tupas tupas comenzaron a irse/ de a uno / de a diez / de a cientos
de frente juvenil en pleno / de vergüenza...
se fueron tristes/ solos/ a la intemperie / sin saludar / los compañeros de primera hora
los viejos combatientes/ los sacrificados de la línea posta
los que sabemos que cuando el trabuco se engripa lo mesmo sigue cargau...

quedaron unos pocos con la nueva camiseta y se les hizo el campo orégano:
a los ferrugiosos fusiles de la aduana de bella unión
los trasvistieron en rastrillos de votos...

se quedaron con el nombre con la marca/ con la grifa con los derechos de autor
inventaron una parva domus propia/ donde todo vale / todo da lo mismo
una mamúa / una comilona / un tratado secreto/ una transa berreta
un síseñor a las trasnacionales / a los patrones / a los gerentes/ a los impunes al capital financiero
a la minería rapaz/ a los tutores milicos / a los estancieros...

hicieron una fiestita/ inflaron un castillo inflable
invitaron a los amiguitos a los masomenitos a las culebritas
sirvieron sapos y se los tragaron/  tragos amargos y se los tragaron
cosas jodidas y se las tragaron...
colgaron una piñata y le dieron un palo a cada nene
reventaron la bolsa y saltaron chucherías:
pitos /  matracas/ serpentinas/ espejitos de colores
lugares en las listas/ bancas de diputados
carguitos en el estado/ monedas de cambio/ juguetitos baratos...
los invitados / los recién llegados/ aplaudían
no entendían / no entienden/ no entenderán jamás
mientras siguen soplando sus cornetitas 
con sus caretas y sus gorritos de papel
que la enfermedad infantil del izquierdismo es la vía electoral...

los tigres vegetarianos ya no joden a nadie
los gatopardos de jardín con flores son un adorno burgués
los panegíricos/ las biografías/ las palmaditas en la espalda
los abrazos/ los pactos/ las bienvenidas de la derecha
los alcahuetes de turno/ los protocolos/ los arrepentimientos
y los pedidos de perdón
los vistieron de traje/ corbata/  y complicidad...

tanto maquillaje/ tanta voltereta en el aire/  tanto claudique
los volvieron inofensivos y -claro- los llevaron al gobierno
-eso sí: muy lejos del poder / como no podía ser menos...-
(y ahora están donde están/ y ahora pasa lo que pasa/ y ahora a joderse...)

la mejor forma de desmarcarse de los tupas electorales

es hacer una finta una moña un amague y dejarlos pasar

dejarlos solos/ que corran solos/ hacia el orsái ideológico...

no comprar entradas/ no aplaudir/ no alcanzarles la pelota
no hacerse socio de ese club de patrinqueros...
(hicieron táctica de ir perdiendo 2 a 0 y cuidar el resultado
hicieron estrategia de perder en la liga lo ganado en la cancha...)
ellos ya se desmarcaron solos y quedaron solos...

ni olvido ni perdón
tampoco acá/ entre nosotros...

no olvidar/ no callar/ no perdonar...

(la mejor forma de desmarcarse de los tupas electorales

es no votarlos nunca más...)


y seguir siendo verdaderos tupas...

CODA/
la lealtad última
es como la última bala:
da para terminar todo
pero también
da para empezar todo de nuevo...     ( miguel ángel olivera “el cristo”)

 



Esta escrito
“(…) está escrito, aunque “El Gallego” no pueda darse cuenta ahora, está escrito”…



La última vez que tuvimos una comunicación “directa” con “El Mejicano” –como yo me acostumbré a llamarle- fue por internet hace unos tres, cuatro o cinco años, ¡qué sé yo!… El tiempo no existe; existen estas noticias de mierda que nos van llegando como si fuésemos las piezas de un dominó interminable, angustiante y real, por cierto, pero interminable también, como si fuésemos tantas y tantos que nunca acabaremos de morirnos totalmente o como si siguiésemos naciendo en cada muerte nuestra de todos los días...

La verdad es que fui yo el que se replegó en la conversa virtual que apenas habíamos iniciado con Ricardo luego de descubrirnos ambos escribiendo en la pionera “PostaPorteña”, él en Canadá, exiliado; yo en Montevideo, discurriendo al tún-tún sobre nuestras rengueras atomizantes.

Me molestó su pregunta de “¿con quién andás?”, que interpreté como “¿atrás de quién?”; se lo dije, y se vé que él también se embroncó por mi reacción, y, ta, quedó por esa plata, como a la espera de “mejores circunstancias” para chamuyar con tranquilidad y sin calenturas o subjetivismos al santo pedo.

La última vez que lo ví fue unos meses largos después de su regreso a la comarca, de espaldas, yéndose raudamente de la sala Zitarrosa tras la última actuación de “El Octeto”; no lo reconocí así nomás luego de casi 28 años de un par de encuentros furtivos post salida del “hotel 5 estrellas” de Libertad, apenas cruzándonos un par de palabras referidas a la familia, y más nada. Él no me vió a la salida del tardío concierto “folklórico” de los ex “barraqueros” del penal; sólo yo lo ví irse sin detenerse casi en saludos, no enojado o cosa parecida, pero sí con ganas de tomarse los vientos de apuro, sin pasar por esos intermitentes coloquios de ocasión que dos por tres se dan de chiripa.

En realidad, fue así siempre entre nosotros dos, aún mientras estábamos en cana, donde nos conocimos. Algún trille esporádico de recreo sin deporte, alguna broma en el reparto del morfe o de las herramientas para las manualidades, unos comentarios sobre otro personaje canero muy compinche de ambos –otro “Mejicano”, el Negro Medina-, pero nada más.

Nada de conversa política propiamente dicha aunque los dos sabíamos cómo la veía el otro en aquel aquelarre ideológico en busca de la necesaria autocrítica más adecuada al propósito de seguir siendo útiles a la revolución aún en esas condiciones de vida que grafican con mejor elocuencia que nada lo mierda que fueron y siguen siendo los “pobres viejitos” fascistas de ayer y de hoy que también la van quedando en un dominó que ojalá también les resulte bien interminable y que sientan cada baja como si fuera el merecido y justo fusilamiento popular que no pudo ser como ellos mismos –y ellas mismas- lo han temido y lo seguirán temiendo aún ya muertos, por los siglos de los siglos, gracias al “dios” que creyeron los ampararía con olvido y con perdón eternos…

Siento que a pesar de esa escasísima “comunicación política”, ha habido entre nosotros una buena afectividad, unos sentimientos de hermandad sincera que no pudo desaparecer en tanto tiempo de este tiempo de lejanías indeseadas y de muertos y muertas muy jóvenes y todavía entusiastas y sanos, que en su inmensa mayoría no han hecho de la debida autocrítica un renunciamiento a principios y valores que se pierden cuando la autocrítica se convierte en concesiones a la falta de principios y valores de nuestros enemigos y a la pretensión de vivir como ellos, currando, engañando, traicionándose y traicionando aun cuando se invoquen todavía horizontes de una “justicia” y una “igualdad” por las que Ricardo, sin la más mínima duda, jamás dejó de pelear sin contemplaciones siquiera a la impotencia de no saber cómo expresar el dolor incomparable que nos dejan las vivencias jorobadas venidas del lado menos esperado.

A Ricardo, este domingo de marzo, 28 años y tres días después de que el pueblo nos sacara del campo de concentración que lucía con impudicia neonazi el cartelito puto de “aquí se viene a cumplir”, le falló “el bobo”, su órgano de reflexión política más poderoso y certero, ése que aún equivocándote en un diagnóstico o una valoración rápida, no te expone al riesgo de revelarte o transformarte en renegado de pé a pá irremediablemente, como sí ocurre de vez en cuando con algún “cerebro” infalible de la (contra) revolución.

El Negro, El Mejicano, Ricardo Perdomo, el ex fusilero naval que se pasó fusil en mano en el amanecer trafogüero, audaz y vigoroso de los ´60, para nunca más soltarlo, a las filas de la rebelión del pueblo cascoteado, rebelándose contra el falso “honor militar” y la falsa “disciplina” cuartelera que fabrica hombres pelele y máquinas de torturar, matar y “desaparecer”…

“El Mejicano” que unos cuantos pretendieron vendernos como estampita emblemática del “asesino sin alma” y el “foquista sin cabeza política”..

El Ricardo Perdomo que no tuvo pelos en la lengua para desnudar como pudo lo que él vivió como lo más jodido de lo jodido soterrado en las cavernas de piedra de la deshonestidad organizada…

El Tupamaro con mayúscula que desde el raro exilio negociado por dos o tres “históricos” con las huestes “de Aparicio”, nos iría anunciando el itinerario inexorable y vergonzante de los “mariscales de derrotas” repletos de triunfalismo y soberbia politiquera, necia y barata; este Compañero que vino de abajo y que de abajo no quiso salir, murió sorprendido por algo así como un paro cardíaco, con apenitas 64 años de los que la mitad se le fueron entre rejas de diverso calibre e intrigas e intrigantes que dentro de unas horas no podrán estar en su breve velatorio que será cuando Patricia, su primera hija –vejada y baboseada, casi recién nacida, por las miserables milicas del espanto maragato del “proceso”-, venga del norte del norte a darle ése beso que el El Negro sabrá sentir como el beso de la vida que sigue y sigue, porfiada, tenaz, indoblegable, a pesar de tantos pesares y, por suerte, gracias a las vidas que, como la de su padre, enseñan a vivirla sin perder su supremo sentido: vivirla intensamente, comprometidamente, hasta siempre, aún de la manera más sencilla y silenciosa imaginable, para que nuestras vidas de simples explotados y oprimidos que no transan ni con los que transan, sean la amalgama de una nueva vida sin amos, sin jefes, sin caciques, sin parásitos, sin dobleces, sin aureolas ni celebridades forjadas en las nefastas tinieblas de la revolución del pueblo trabajador convertida en ridícula e inofensiva conspiración de “valerosos iluminados” que aprenden mucho de “política” y nada de espíritu libertario e irreverente hacia toda la mierda burguesa que se nos sirve en bandeja de oro que cagó el moro, como deslumbrantes bocadillos de sabiduría militante e imbéciles estrategias de “inteligente” movida popular, sin pueblo y sin sangre en las venas como para pegar un grito y decir: “¡Basta ya, no es por esto que una pueblada entera se sacrificó y ofrendó sus mejores vidas!!!”.

Sé bien que estas palabras no harán ninguna magia de resurrección o algo parecido, y hasta dudo que a “El Mejicano” le cayeran bien, pero no puedo ponerles el punto y aparte sin dar fe de que Ricardo Perdomo –y no puedo menos que darle las gracias- fue, es, uno de los Compañeros que más y mejor me enseñaron eso que no debemos perder ni por descuido bajo ninguna circunstancia: el odio, el odio de clase humillada y verdugueada desde el día que nacemos y hasta el día que morimos, el odio que tiene su reverso en el de los que saben que más temprano que tarde, habrá una auténtica y soberana justicia popular que no se detendrá ni retrocederá ante ningún verso ni cuento falsamente moralizante de nadie…

Me lo enseñó la mañana que por enésima vez estalló la locura inducida de “El Gallego Más”, con cortes en las muñecas y unos gritos desgarradores de fiera acorralada como nunca había oído en mi vida.

Me había tocado servir el agua caliente para el mate, mientras un par de oficialitos mal cagados que habían estado hostigando al gallego toda la noche, se pavoneaban muy orondos por el celdario, susurrándose para que se oyera bien de bien desde las celdas: “El tupa este hijo de mil putas se atoró con los huevos de Mitrione otra vez”.

Mientras metía el agua en el termo de “El Mejicano”, me dijo, re-tranquilo, en su habitual tono suave, persuasivo, como de tipo bien seguro de que no estábamos lejos de la salida:

-- A no calentarse, Saracho; algún día, los que vengan después de nosotros, más bichos, más curtidos, menos ingenuos, verán llorar como mariquitas a estos desgraciaditos o a los que sigan su mismo camino, cuando les lluevan las balas de todos lados y ni siquiera los oligarcas que les dieron vuelo los dejen entrar a sus mansiones para protegerse… Tranquilo, Saracho; está escrito, aunque “El Gallego” no pueda darse cuenta ahora, está escrito…



Cháu, Negro Mejicano Perdomo, tu vida ha sido y seguirá siendo un buen ejemplo, y haberte conocido, aunque sea poco, es mucho.



¡Habrá Patria Obrera, Socialista y Libertaria! ¡Y en la puerta de entrada de su Ciudadela, una de las piedras de la muralla que los albañiles levantarán para separarnos de la mentira y las traiciones, llevará tu nombre y el número 245, bien grande y bien visible!!!.



¡Hasta la Victoria, Siempre, sin más derrota que un corazón que pida un poco de descanso, por un rato nomás!.



Gabriel –Saracho- Carbajales, Sta. Catalina, 17 de marzo de 2013.



2 comentarios:

  1. Me entero hoy de la muerte de Ricardo Perdomo, lo conoci hace un buen tiempo, su partida me llena de tristeza, gran tipo Ricardo.

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  2. Saracho me hace lagrimear cada vez que escribe mojando la pluma en el corazón. MAU - MAU .-

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