miércoles, 9 de abril de 2014

Relatos del carbón

Tres rostros

Homenaje a un joven pintor: Hugo Riveros Gómez, militante del MIR, raptado y asesinado a puñaladas por la CNI en julio de 1981. Sus dibujos y notas fueron entregados, después de 30 años, por una organización alemana al Museo de la Memoria y recientemente se ha exhibido un documental en su homenaje dirigido por Víctor Flores.





Una noticia sobre la donación de pinturas y dibujos del artista Hugo Riveros al Museo de la Memoria fue el punto de partida para que el cineasta Víctor Flores filmara “Relatos en carbón”, un documental que rescata la historia del artista asesinado en 1981. Durante treinta años, el Hamburger Institut für Sozialforschung de Alemania había guardado los dibujos, acuarelas y obras del creador.
Riveros era militante del MIR y fue detenido en 1980. Tras ser liberado al año siguiente, realizó los retratos de varios de sus torturadores y los envió al exterior, pero algunos de los paquetes fueron interceptados. En julio de 1981 fue secuestrado en su hogar y apareció apuñalado en el Cajón del Maipo.
El documental será exhibido este domingo a las 18:00 en la Escuela Pública Comunitaria, ubicada en Dávila Larraín 2298, cerca de Carmen con Placer, en el barrio Franklin. Tras la proyección, el público tendrá la oportunidad de conversar con el director.



Figura

“Hugo Riveros es una figura que fui descubriendo y conociendo durante el rodaje”, cuenta Flores, cuya obra le sirvió para titularse en la Escuela de Cine de la Universidad ARCIS. “Me interesaba porque era anónimo, un héroe anónimo del pueblo”.
“Cuando caí detenido, ese primer día, me dije: muchos pasaron por la tortura, muchos se quebraron bajo la tortura, y muchos tampoco pudieron salir de aquí”, había escrito Riveros tras su detención. “No sabía cómo iba a terminar, pero sea lo que fuera, iba a tener que asumirlo. Sé lo que significa este compromiso, el costo de cuando uno cae. Lo único que me preocupaba en ese momento eran mi compañera y mi hijo (Miguel Edgardo)”.
Huyendo de la represión, Riveros había viajado a Alemania en 1979, pero optó por regresar a Chile por su compromiso político, especialmente con los más pobres. Estuvo recluido en el Cuartel Borgoño, la Penitenciaría y la cárcel de Buin, antes de ser liberado en marzo. Cuando planeaba salir nuevamente a Alemania tras recibir el asilo político, a los 29 años, fue asesinado. Ese mismo año, su mujer e hijo –hoy un reconocido ilustrador y dibujante de comics (Millus) residente en Colonia– se fueron al exilio, tras un crimen cuyos autores siguen impunes.


En una canción dedicada a su memoria, el trovador alemán Walter Mossmann recuerda su encuentro con Riveros en tierras germanas (“hablabas de tus dieciséis años/en un campo de concentración”), pero también de sus ansias por volver a su patria y de la fe en que la dictadura terminaría cayendo.
También el poeta Cristian Cottet lo recuerda en su poemario Libro poéticamente incorrecto, lanzado en enero de este año. “Hugo Riveros Gómez visita mi casa de vez en cuando. ‘Sigues siendo un cuadrado’, me dice como saludo. ‘Cuadrado pero no tarado’, le respondo y luego tomamos un vino.
Hugo Riveros Gómez era mi amigo
Hugo Riveros Gómez era pintor y poeta”.
“Que los muertos puedan sacar su grito desde el silencio es un triunfo. No hemos sido tan derrotados”, dice en el documental su hermano Ariel, quien además destacó el compromiso político de su hermano. “Mi hermano levantó un discurso ante los artistas: dijo que debían ser comprometidos y sensibilizarse con los problemas sociales”.

Investigación difícil

Aún así, para el cineasta el comienzo de la investigación fue difícil. “Nadie sabía nada de él, ya no era memoria ni historia”, recuerda Flores. Finalmente, un sitio en Internet,  creado por su hijo y dedicado al artista, le ayudó a contactar a su familia, en especial a Ariel y Miryam, su viuda.
“Ellos depositaron en mí toda su confianza para que yo pudiera realizar una obra documental sobre Hugo, sin conocerlo, (a partir) de esas conversaciones con ellos”, señala.

La estética del film de 70 minutos, producido por Valentina Núñez y Maximiliano Bazán, con fotografía de Wilson Contreras,  se caracteriza por una cámara en mano con mucho movimiento. Entre sus influencias, Flores reconoce al cineasta soviético Dziga Vertov y al compatriota Aldo Francia.
La obra estaba pensada como un docu-ficción, que mezcla el relato de la historia con testimonios sobre Riveros, el contexto histórico en que vivió, el pasado y el presente. Hay personajes ficticios que, mediante episodios de ficción, ayudan a contextualizar la historia, como Mariano, un artista del presente, “que recorrió los objetos de memoria de Hugo e intervino la realidad y los espacios relacionados con el pintor, su vida, su muerte”, Elena, una joven profesora de danza,  y Santiago.
Flores relata que como parte del rodaje también se intervino una calle en la cima del Cerro Alegre de Valparaíso, reproduciendo, en tiza, una obra del pintor, y también una sala de clases de una escuela de artes y el actual local de la Fech, ex cuartel general de la DINA-CNI.
El film ya cuenta con un buen recorrido: tuvo su preestreno en la Cineteca de La Moneda, en el marco de los 20 años de la Escuela de Cine de la Universidad Arcis, y luego fue exhibido en el marco de las actividades por los 40 años del golpe militar de la Corporación Cultural de la municipalidad de Puerto Montt, para pasar de allí a Castro. También fue mostrado en eventos organizados por las federaciones estudiantiles de la Universidad de Concepción, la UFRO de Temuco, la Universidad de Talca, la UPLA de Valparaíso, entre otros.
“En todas esas presentaciones ha habido emotivo conversatorio con el público, una excelente acogida, que es motivo de orgullo a todos y todas quienes participamos de su creación”, destaca el director.

Memoria

Para Flores, una de las enseñanzas que le dejó el film –en cuyo afiche se lee la frase “La memoria del pueblo anónimo contra el ritual de la memoria oficial”– es que “el olvido sólo es un acto voluntario, es solamente circunstancial”.
“Si se escarba pueden aflorar todos los recuerdos. Hay más memoria de la que se cree”, asegura. “Ella se anida en los sentimientos del pueblo humilde y sale con fuerza cuando es interpelada desde la acción”.
Para Flores, una prueba de ello es la inmensa cantidad de gente, jóvenes y adultos, que le ayudaron, desde sus propias historias, a recuperar la memoria de Hugo, “dueñas de casa que nos abrieron sus puertas para locación, taxistas que nos ayudaron, jóvenes que crearon música para el documental”, e incluso gente que aún no conoce y le colaboró desde lugares tan lejanos como Arica.
Todo ello le permitió conocer a un personaje “multifacético, revolucionario, artista, cristiano”.
“Rescatamos al héroe”, concluye.

http://www.elmostrador.cl/cultura/2014/03/28/documental-rescata-la-historia-de-artista-asesinado-por-retratar-a-sus-torturadores/




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