viernes, 12 de diciembre de 2014

El momento es AHORA


Gabriel --Saracho-- Carbajales, Montevideo, 11 de diciembre de 2014, Primavera de la Dignidad.-


El momento es AHORA, sin pruritos de “capas medias ofendidas”...

En 1971, según todas las evidencias documentadas, las tropas brasileras al servicio de la Casa Blanca y el Pentágono, estaban listas para invadir Uruguay si de las elecciones de ese año resultaba victorioso el flamante Frente Amplio. 

En menos de 24 horas, el pequeñísimo territorio oriental quedaría controlado militarmente por las mismas fuerzas armadas fascistas que desde 1964 ejercían una despiadada dictadura contra el movimiento popular brasileño que se había atrevido a respaldar el ensayo de VERDADERAS reformas “progresistas” en su país.

Tal extremo estaba previsto, por supuesto, con la anuencia de la crema burguesa local vanguardizada por el pachecoloradismo y los llamados “blancos baratos” de entonces, algunos de ellos sobrevivientes aun y hasta fervientemente alineados con este FA que acaba de triunfar por tercera vez mediante el bendito “sufragio universal”.

La arremetida gorila externa, sin embargo, no fue necesaria entonces; el temido FA apenas obtuvo el 18 % de respaldo en las urnas, según las cifras surgidas de un proceso electoral ostensiblemente fraudulento, altamente condicionado por la persecución político-ideológica que ejerció la burguesía “nacional” resuelta a ejecutar el golpe de Estado fascista que finalmente sería concretado unos meses después, siendo su principal objetivo el aniquilamiento del pujante movimiento popular uruguayo y la imposición plena del modelo neoliberal de acentuación de la dependencia y de profundización del saqueo económico.

Mucha agua ha pasado bajo y sobre los puentes de la lucha de clases en el Uruguay...

Hace 10 años, cuando la victoria electoral “encuentrista” estaba cantada, las visitas de Tabaré Vázquez y Danilo Astori a la Casa Blanca, fueron suficientes para garantizarle a la mafia imperialista que el triunfo “de la izquierda” criolla no representaba peligro alguno ni para la oligarquía local ni para los intereses monopólicos multinacionales ampliamente favorecidos ya desde los tiempos de Pacheco Areco y Bordaberry.

No había que ser ninguna “mente brillante” en 2004/05 para llegar a la conclusión de que los voceros “de la izquierda encuentrista” se comprometieron a gobernar sin perjudicar en lo más mínimo a la clase dominante ni en lo local ni en lo internacional. Aunque ninguno de los dos visitantes al paraíso capitalista lo haya reconocido, al Pentágono, a la CIA, a la Casa Blanca, a la OTAN y a todos los satélites imperiales, “la fuerza política” les dejó muy claro que el sistema no corría el más mínimo riesgo con el advenimiento “democrático” del “progresismo”... Ni siquiera sería puesto en tela de juicio el modelo neoliberal saqueador y depredador consolidado con la dictadura “cívico-militar”.

Hoy está más que claro que la desconfiada “izquierda radical” se quedó muy corta en sus fundadísimas sospechas y en sus pronósticos de “aguafiestas” de hace 10 años: la garantía “encuentrista” no se limitó a comprometerse a “no hacer” nada perjudicial para la burguesía; tuvo el plus absolutamente lógico de comprometerse a hacer todo lo que las fuerzas imperialistas mandataran, aunque se lo haría a la manera “progresista” de gobernar... Es decir, bajo el palabrerío “justiciero”, demagógico y “humanista” que hasta ahora nadie ha sabido manejar públicamente mejor que el señor José Alberto Mujica Cordano, indiscutiblemente “el rey de la samba” del salvataje del sistema en el Río de La Plata y el capo de un “humanismo” que compite magistralmente con los versos más célebres de los sucesivos “santos padres” del Vaticano de todos los tiempos.

Lo dicho no es fruto de ninguna especulación intelectualoide ni tampoco de la visión majadera o apocalítica de ultrazurdos a los que no les cabe nada. Si hoy una parte importantísima del pueblo trabajador uruguayo aun no puede percibirlo, bastará con que se apaguen los reflejos rutilantes del actual espejismo de “crecimiento, desarrollo y prosperidad” con su apariencia de estabilidad y fortaleza económico-financiera, para que todas y todos comprobemos una vez más que, efectivamente, gane quien gane en los santos comicios, los que perdemos seguimos siendo el pueblo trabajador y los demás sectores oprimidos de la sociedad.

Ardua, muy ardua y quimérica, habrá de ser con toda seguridad en no mucho tiempo la tarea de explicarnos a los uruguayos qué genial “estrategia antiimperialista” primó en el 2004 en lugar de llamarse a la ciudadanía a las calles para enterarnos de “las condiciones” mafiosas impuestas y aceptadas en la Casa Blanca para que el señor Tabaré Ramón Vázquez Rosas hiciera de presidente del “paisito” en el que los árboles se desplomarían de raíz ante la fuerza del “progreso” (rara metáfora: las arboledas que se van desplomando cada vez con más frecuencia, son las de la devastación de un clima alterado por las aventuras depredadoras del extractivismo multinacional que hoy es el súmun del “avance progresista”).

Difícil, muy difícil, prácticamente imposible, será la tarea de explicar razonablemente SUS HECHOS a las fuerzas políticas que aun invocando “la revolución” y “el socialismo” y los “supremos intereses de la clase trabajadora”, han participado y siguen participando activamente de este contubernio antipopular y antinacional admirablemente sintetizado en el slogan “el Uruguay no se detiene”...

¿Cómo harán para justificar la “omisión” de no haberse desmarcado y haber salido a las calles, los barrios, las fábricas, los centros de estudio, etc., etc., etc., denunciando el mandato imperial y la obediencia a él en nombre de una causa por la que tanto sacrificio ha habido y seguirá habiendo, no para terminar siendo simples súbditos de los enemigos de la clase obrera y de todos los oprimidos del mundo?.

(No es la estrategia burguesa la que hay que explicar, obviamente; ella se explica por la misma naturaleza de la burguesía; la que hay que explicar es la inexplicable “estrategia” que nos propone seguir “avanzando desde la izquierda”... ¿Hacía dónde, hasta dónde, para qué?... ).

Capaz que la ardua tarea se hace menos ardua, intentando dar las necesarias explicaciones AHORA, y no cuando la gran burbuja “desarrollista” se haga moco en menos de lo que canta el gallo. 

Hacerlo ya, es probable que al menos nos deje el beneficio de la humildad que se necesita para reconocer gravísimas desviaciones ético-ideológicas, que dañan menos cuanto antes se las asuma autocríticamente sin pruritos de “capas medias ofendidas” por la acusación de eso que algunos compañeros muy tímidamente califican de “apostasía”...


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