lunes, 9 de febrero de 2015

Aún en estricta reserva




Por Samuel Blixen

El presidente electo Tabaré Vázquez se propone crear un grupo de trabajo para resolver el tema de las desapariciones forzadas.

El 44o aniversario de la creación del Frente Amplio (FA) exhibe una razón concreta para la celebración en una fecha que no es “redonda”: el despegue del tercer gobierno de la coalición a partir de marzo y las elecciones departamentales en mayo. Por eso, este 5 de febrero la dirección del FA resolvió realizar los festejos en la ciudad de Maldonado, para dar una mano en una elección que se presenta reñida. Medios de comunicación, en particular las radios, recordaron aquel 5 de febrero de 1971 y el discurso de Liber Seregni, el 26 de marzo, que confirmó las características antimperialistas y de liberación nacional de la fuerza que, dijo, era pacífica y pacificadora, pero que no se dejaría atropellar en las calles. Y así fue, cuando los frenteamplistas enfrentaron con coraje los secuestros, los atentados fascistas, las golpizas y las provocaciones que jalonaron aquella campaña electoral. Por entonces se reiteraban los signos que anunciaban el golpe de Estado que se produciría dos años después, pero nada revelaba los 11 años que permanecerían los militares en el poder, y menos aun el carácter sistemático y permanente, a lo largo de esos años, de la tortura, el asesinato y la desaparición forzada como métodos principales de la represión.

El carácter antimperialista y antioligárquico del Frente Amplio pervivió, en el exterior y en la clandestinidad, durante la dictadura. Debería ser objeto de politólogos y analistas establecer cuánto perdió, respecto de aquel FA fundacional, el FA que se reintegró a la vida legal, y dónde estamos parados, en materia de soberanía y justicia social, en el advenimiento de este tercer gobierno.

Sí hay un punto en el que el FA tiene un gran debe desde aquellas negociaciones del Club Naval, en 1984, cuando el obstáculo de los crímenes cometidos por el terrorismo de Estado era insalvable y los negociadores prefirieron evitar un pronunciamiento catastrófico tirando el tema para más adelante. El grado de compromiso del presidente Julio María Sanguinetti asumido en los pactos secretos del Club Naval impulsó la ley de caducidad, a la que el Frente Amplio se opuso de manera decidida e inequívoca. Pero la actitud del FA una vez que accedió al gobierno –con plataformas y programas en los que el tema de los derechos humanos era prioritario– no fue decidida e inequívoca; se dejó atropellar en las calles, como quien dice, por una impunidad que tenía –y tiene– voluntad y decisión, pero que no entraña ningún peligro para las instituciones. La conducta de la dirección del FA y de las autoridades de gobierno, de éste y del anterior, fue perfectamente resumida por el flamante comandante del Ejército, Guido Manini Ríos: “Pienso que tenemos el derecho, los integrantes del Ejército, a hablar de cosas del futuro y no seguir hablando de cosas del pasado. Hay heridas que cuando empiezan a cicatrizar, de alguna forma se les arranca la cascarita y vuelven a sangrar, y es un cuento de no terminar”.

Sin embargo, sangrante o no, la herida social provocada por los militares del terrorismo de Estado sigue abierta y no va a haber posibilidad de mirar el futuro sin que te golpee en el hombro, hasta que no se cure definitivamente. Quizás por eso –quizás porque a nivel internacional Uruguay es interpelado con insistencia, al punto de que su presidente, muchos de sus legisladores y los miembros de la Suprema Corte de Justicia fueron señalados como cómplices de la impunidad– el presidente electo Tabaré Vázquez tomó la decisión de formar un “grupo de trabajo” que atienda los múltiples aspectos de la búsqueda de la verdad, incluido el tema de los desaparecidos. Sería intención del presidente electo dar a conocer los integrantes del organismo al inicio de su gestión.

El grupo de trabajo (que no se llamará “comisión” para evitar cualquier similitud con la Comisión para la Paz, de triste memoria) tendría una integración “polícroma”, de la que participarían personalidades vinculadas a distintos credos religiosos y algunos políticos del Frente Amplio con destacada actividad referida a los derechos humanos.

Brecha consultó a algunas de las personalidades cuyos nombres trascendieron como invitados a integrar el grupo de trabajo.

Invariablemente los consultados declinaron siquiera confirmar la existencia de la iniciativa. Las gestiones desde el entorno del presidente electo se están llevando a cabo con máxima reserva y sería un diputado electo quien oficiaría de enlace para las discusiones previas. Por razones que se desconocen, Vázquez ha aplazado una comunicación formal sobre la iniciativa, y por eso no existen datos sobre aspectos incluso más determinantes que los nombres de los posibles integrantes, en particular las atribuciones y objetivos que definirían el alcance (o las limitaciones) del organismo. Tampoco queda claro si bastaría un decreto para crear el organismo o si se requerirá la sanción de una ley.

La voluntad del presidente electo sería, en todo caso, dar una señal de que su gobierno impulsará la búsqueda de los desaparecidos, en el marco del compromiso asumido en la campaña electoral. La estricta reserva sobre esta iniciativa impide evaluar, en función de las atribuciones que se otorguen al “grupo de trabajo”, hasta dónde se podrán esperar resultados concretos. ¿Tendrá ese organismo potestades para investigar en otros organismos estatales, incluidas las unidades militares?, ¿tendrá recursos para un relevamiento de las múltiples fuentes que podrían aportar elementos?, ¿podrá otorgar seguridades prácticas a los informantes?, ¿podrá desempeñarse con independencia del poder político? Tales son algunas de las incógnitas que deberían ser despejadas.


Entrevista al comandante Manini Ríos 
“El Ejército dispuesto a encontrar punto final”
Publicado el Lunes 9 febrero
Comandante en Jefe del Ejército General Guido Manini Ríos



Por Marcelo Falca
El nuevo comandante del Ejército, Guido Manini Ríos, manifestó su disposición para lograr una reconciliación definitiva. En entrevista con LA REPÚBLICA se expresó sobre varios temas como un eventual pedido de perdón, la situación salarial del Ejército y un Plan Nacional de Educación Física entre otros.


El comandante en Jefe del Ejército general Guido Manini Ríos dijo que es partidario de hacer todo lo que esté a su alcance para dar vuelta la página y lograr una reconciliación definitiva en el país. Consultado sobre un eventual pedido de perdón, del que tanto se ha hablado, dijo que es un camino que está dispuesto a recorrer siempre y cuando sirva para poner un punto final y no se utilice para que la Institución “se autoinculpe de todo lo que pasó”.
En ese sentido, planteó que “honestamente, no sé si es válido que alguien pida perdón por algo que no hizo” ya que casi la totalidad del personal del Ejército en 2015 no integraba la fuerza en aquella época. A su vez, recordó que en 1986, el entonces comandante en jefe del Ejército teniente general Hugo Medina, “en cierta medida reconoció que el Ejército había perdido los puntos de referencia que se deben respetar en un conflicto”.
“Es decir, no fue un perdón explícito pero fue algo bastante aproximado. Y ya hace casi 30 años”, afirmó. En entrevista exclusiva con LA REPÚBLICA, el flamante jefe del Ejército también se refirió a la iniciativa del Papa Francisco de crear un ámbito para aclarar el destino de los desaparecidos. De oficializarse y si es convocado, el Ejército no pondrá objeciones en formar parte.
¿Con qué expectativas asumiò la máxima jerarquía del Ejército?
La conducción del Ejército es primero que nada un gran desafío. Es, digamos, el ultimo peldaño de la carrera, es el anhhelo que tenemos todos los que comenzamos esta carrera y que muy pocos tenemos el privilegio, como lo he tenido yo, de acceder a esta jerarquía. La expectativa mía es lo que se dice dar batalla en el cargo.
Conducirlo bien, conducirlo en este tiempo, porque cada tiempo tiene su particularidad. Las dificultades de este tiempo no son las mismas de hace diez años y seguramente no serán las mismas de los próximos diez años. Mi expectativa es continuar el mejoramiento, la preparación de nuestra gente, para cumplir en condiciones la misión que se le asigne.
¿Cuan cerca piensa que está de alcanzar esos objetivos?
Esto es muy dinámico. Porque permanentemente se están incorporando materiales y permanentemente estamos renovando nuestra gente. Hay una gran rotación de personal en cada unidad, mensualmente, se van 10, 15, 20 e ingresan 10, 15, 20 nuevos que hay que empezar de cero con la instrucción. Es un proceso continuo que nunca termina. Hay elementos técnicos y armamento moderno que requiere una instrucción seria. La idea es mantener y mejorar sustancialmente las habilidades para emplear los recursos que disponemos de forma eficiente y eficaz.
Usted es profesor de Historia
Si señor. Soy licenciado de Historia, y doy clase en el Instituto Militar de las Armas y Especialidades, donde se hace el curso para capitán. Allí doy Historia nacional.
¿Qué parte de la historia nacional?
La doy completa. Arranco con Artigas y llego hasta 1973.
Es inevitable preguntarle sobre los hechos de 1973.
Creo que la historia que llevó a los hechos de 1973, mirándolo ahora con esta perspectiva, es propia de una época, estamos hablando de cuarenta años o más, en la que el mundo estaba convulsionado, en el marco de una guerra fría muy dura, que no era tan fría en algunas zonas del planeta. Es una época traumática, y en mi concepto a la cual me gustaría que nunca más se volviera a repetir.
Sobre el pasado reciente usted afirmó que es partidario de la reconciliación definitiva. ¿Qué pasos concretos cree usted que el Ejército debería dar? Se ha mencionado por ejemplo el tema del perdón. ¿El Ejército debería pedir perdón?
Honestamente no sé si es válido que alguien pida perdón por algo que no hizo. Ahora si ese paso hay que darlo, que yo creo que ya lo ha dado, para llegar a una auténtica reconciliación nacional, para que este tema tenga un punto y aparte definitivo y en la medida que eso sirva para algo, yo estoy dispuesto a darlo. Pero en esa medida, de que eso sirva para algo. Si lo único que se busca es que la institución se autoinculpe de todo lo que pasó en 1973, entonces no es válido.
¿Qué significa entonces para usted la reconciliación nacional?
Yo en primer lugar creo que todo camino que haya que transitar para terminar de una vez por todas con este tema es válido. Vemos esta iniciativa del Papa si se confirma, de una nueva posibilidad para tratar de terminar este tema. Toda idea que sirva para poner punto final a esto y para alcanzar la verdadera reconciliación de la cual yo hablaba el otro día -que yo creo que debe ser un objetivo nacional – es válida.
Ahora yo tengo mis dudas de que sea válido de que yo pida perdón cuando, vuelvo a repetir lo que dije el día de mi asunción, la gran mayoría del ejército actual o no era nacido o eran niños. Yo soy de los 2 o 3 mayores en edad que hay en el Ejército. Tenía 14 años en 1973. Para nosotros es una historia bastante lejana por más que se la catalogue de historia reciente.
Es como pedirle ahora, salvando las diferencias, y pido disculpas, es como pedirle ahora al Partido Colorado que pida perdón por los fusilamientos de Paysandú o por la matanza de charrúas, o al Partido Nacional que pida perdón por la matanza de Arroyo Grande o por los fusilamientos de Quinteros.
No sé si es válido, pero repito: cualquier camino que sirva para ponerle el punto final estoy dispuesto a recorrerlo pero por supuesto también, en el entendido de que no somos los únicos que tenemos que pedir perdón.
Por otra parte, también es bueno recordar que en 1986, es decir un año después de retomada la institucionalidad democrática, el comandante en jefe de la época Hugo Medina ya en cierta medida reconoció que el Ejército había perdido los puntos de referencia que se deben respetar en un conflicto. Es decir, no fue un perdón explícito pero fue algo bastante aproximado. Y ya hace casi 30 años.
Respecto a esta iniciativa del Vaticano, si se confirma, al parecer a los efectos de ubicar el paradero de los detenidos desaparecidos¿el Ejército está dispuesto a participar en un ámbito como el que se plantea para saldar este tema?
Por supuesto que sí. Cualquier camino que sirva por supuesto que sí. Si el Ejército tiene algo para aportar en ese nuevo instrumento que se propone si se confirma, por supuesto que sí lo va a hacer. Vuelvo a repetir, difícilmente nosotros, quienes están en actividad, tengan algo para aportar por un tema biológico. No estaban o no eran nacidos en esa época.
Pero por supuesto que si llega a nuestro conocimiento porque alguna persona que vivió esa época nos de alguna información, algún dato, aunque podamos contribuir así sea mínimamente, lo vamos a poner de inmediato a disposición sea de esa comisión que se forme a instancias del Papa, o de las autoridades competentes. Eso, lo pueden dar por descontado. Acá no se va a ocultar nada, sea por la vía que sea que se pueda conocer.
Sobre la búsqueda de información…
A ver, yo podría actuar en forma activa sobre mis subordinados. Tengo la convicción de que ninguno tiene nada para aportar. Por una razón biológica, eran niños o ni eran nacidos. Por supuesto, que yo podría saber algo a través de los retirados que me lo quieran aportar en forma voluntaria. Si yo mañana tengo el más mínimo dato de inmediato lo voy a poner en conocimiento de las autoridades.
Soy el primero en entender el dolor de una persona que no encuentra a un ser querido. Y si puedo dar una mano por supuesto que la voy a dar. Pero repito, no soy muy optimista. Se que mis antecesores también estuvieron en la misma línea. Pero nunca se sabe, tal vez, pueda obtener algo nuevo y si es así se pondrá en conocimiento de las autoridades. Quiero agregar que el país tiene un montón de problemas reales, me refiero a la salud, vivienda, seguridad, trabajo, en los cuales las FFAA pueden dar una mano importante.
Si seguimos permanentemente enfrentados o en la picota por temas en los cuales ni un integrante actual del Ejército participó, es como tener un freno de mano, no permite avanzar. Las generaciones nuevas no se merecen eso.
Promover un Plan Nacional de Deporte y Educación Física
El Ejército cumple, además de su misión básica, otro tipo de misión que se le asigna, por ejemplo, la vigilancia perimetral en las cárceles. A su vez, cada tanto vuelve al tapete el debate sobre si el Ejército debe asumir funciones de tipo policial. ¿Qué opinión tiene al respecto de estos temas?
Creo que hay un clamor popular por decirlo de alguna forma para mejorar la situación de seguridad pública. Han habido voces pidiendo mayor presencia militar, patrullas militares incluso, pidiendo acciones de las Fuerzas Armadas de tipo policial. Entiendo que las Fuerzas Armadas tienen una preparación específica, un equipamiento y armamento específico. No existe hoy en el país un marco legal que habilite ese tipo de participación en tareas policiales.
Pero hay cosas que las Fuerzas Armadas pueden hacer que ayudan a la seguridad de otra forma, y no estando directamente involucradas en tareas de tipo policial de prevención o represión del delito. Como por ejemplo, la custodia de cárceles, que permite al Ministerio del Interior liberar efectivos para ellos sí a la gente que tienen preparada ponerla en funciones policiales.
Entonces, la vigilancia perimetral, si bien no es una función que nos guste realizar porque no es una función específica del Ejército, es algo que históricamente lo ha hecho, y que permite colaborar con la seguridad en ese sentido.
Ahora, yo creo que el Ejército puede dar mucho en el tema de la seguridad y colaborar de otras formas.
¿Por ejemplo?
Por ejemplo. El Ejército puede dar una mano para sacar adelante un gran plan de Educación Física y Deportes a nivel nacional, colaborando o tomando a su cargo el mantenimiento, el funcionamiento de plazas de deportes en determinados puntos o en todo el país. Generando espacios, para que funcionen realmente todas las instalaciones deportivas con que cuenta el país, a veces uno ve piscinas cerradas por razones que no vienen al caso, el Ejército puede dar una mano en eso.
Si eso funciona, si se crean situaciones favorables en las cuales se puedan organizar campeonatos, si se puede tratar de llevar a la juventud que está a veces ociosa al deporte, se estarían sacando potenciales delincuentes de la calle.
No soy de los que cree que la pobreza trae delincuencia. Creo que mucho más que la pobreza es el ocio lo que trae la delincuencia. El ocioso pasa a la droga fácilmente, y de la droga pasa al delito fácilmente. Tal vez alguien me pueda rebatir que ese no es el camino más común. Pero tengo la percepción de que es uno de los caminos.
En la medida que podamos dar una mano por supuesto que a través de los organismos correspondientes, en este caso, la Secretaría de Deporte, podríamos impulsar el deporte y la educación física como nunca se ha hecho en el país.
“Soy comandante de todo el Ejército, no de una parte”
Comandante, en su discurso, afirmó que el Ejército es uno solo y no admite divisiones ni lealtades paralelas. Se refería, usted mismo lo reconoció, a las denominadas logias y también a quienes identifican a militares con determinados agrupamientos. ¿Por qué eligió el momento de la asunción para hablar de este tema?
Mire, desde que me nombraron comandante en jefe el 15 de diciembre, hay cierta prensa que cada vez que me menciona, me califica; integrante de tal grupo. Me pone como que yo pertenezco a tal grupo, a una parte del Ejército.
¿Teniente de Artigas?
Teniente de Artigas. Yo entiendo que eso puede ser hecho con una intención deliberada de generar cierto divisionismo interno. No soy el comandante de una parte sino de todo el Ejército.
¿Ud. es Teniente de Artigas?
No. A la única organización a la que pertenezco es al Ejército Nacional. Lo que pasa que hay gente que le encanta etiquetar a todo el mundo. En el Ejército, los bandos o los grupos en los cuales históricamente se lo dividió eran los masones, los Tenientes de Artigas, y otros grupos menores. Las dos grandes eran esas y se decía que estaban en disputa. Y hubo quien incluso llegó a publicar listas.
Se presentaba ante la opinión pública como que había varios Ejércitos y todavía en pugna. Lo dije en el discurso. Dije que es tremendamente negativo que haya divisiones de ese tipo, internas. Si hablamos de reconciliación, de unir a toda la sociedad, cuanto más necesario que el Ejército esté unido.
No puede ni siquiera pensarse que alguien va a hacer algo por ser masón o teniente de artigas, y va a tener tal ventaja, no. Quien machaca con esto lo que busca es instalar una situación de división interna que no existe ni va a existir. En mi comando no lo voy a permitir.
Jamás le pregunté a un subalterno o alguien designado por mí, si es masón, teniente de artigas, de peñarol o de nacional. No me interesa. La línea divisoria que yo considero es entre los que están para servir y los que están para servirse. Los que están para servir conmigo andan bárbaro, los que están para servirse, tengo que tratar de detectarlos y liquidarlos.
¿Y los partidos políticos tampoco deben influir?
Yo entiendo que es negativo que la fuerza esté politizada. Cuanto más profesional sea la fuerza, más eficiente, más eficaz va a ser. Si está politizada, si hay colorados, blancos, frenteamplistas, se disgrega. En nuestra unidad, está nuestra principal fortaleza. Si permitimos que haya bandos de unos, de otros, creo que sería negativo para todos.
Lo que sirve es que el gobierno electo legítimamente sea cual sea tenga una herramienta unida eficiente para cumplir con su política. Sería negativo que hubiera divisiones de ese tipo. Así como hablo de los grupos hablo de la política también.
Hablando de partidarismos, ¿tiene alguna simpatía por algún club de fútbol?
Soy algo muy atípico. Mi abuelo fue fundador de Nacional. Somos 9 hermanos, el único de Peñarol soy yo.
Ya que toca el tema familiar, una versión de prensa aludía al riverismo en su familia. ¿Qué tiene para decir al respecto?
Bueno a mí realmente me sorprende. Porque se hace la cobertura del acto de asunción y se menciona el riverismo de mi familia haciendo mención a un sector político que hace más de medio siglo que no existe. Se mencionan presuntas actividades de uno de mis ocho hermanos que hace cincuenta años también habría estado enfrentado a la izquierda. Se me achacan supuestas afinidades políticas que yo jamás expresé a nadie.
Se interpreta la mirada del presidente electo en el acto de asunción como que tendría claros signos de disconformidad y esto sumado a calificaciones que se me han hecho desde distintos medios de prensa como perteneciente a tal grupo. La verdad que no entiendo cual es el objeto, más allá de estas afirmaciones falsas.
No entiendo, porque si se está cubriendo una asunción de mando, yo hice un discurso, hice declaraciones y sin embargo, se hizo todo una especulación, toda una película, yo entiendo que buscando o tal vez manifestando su desazón o su incoformismo con mi nombramiento, pero me cuesta entender la razón de esa forma de cubrir la noticia.
Espero que en el futuro haya un poco más de seriedad en este tipo de trabajo. Da para pensar que es indudable que mi nombramiento no les gustó pero también da para pensar que en realidad este tipo de prensa está respondiendo a intereses inconfesables.
¿Se ha reunido ya con las autoridades electas?
Todavía no. El presidente electo Tabaré Vázquez concurrió al acto de mi asunción, me saludó con mucha deferencia. Siento que tengo el respaldo de Tabaré Vázquez y por supuesto que el presidente tiene toda mi lealtad y mi respaldo. No he tenido una reunión mano a mano pero se que la voy a tener más adelante.
¿Cómo está viendo este fenómeno terrorista denominado Estado Islámico?
Sí. Lo veo como algo lejano. Está lejos geográfica y culturalmente de eso. Por supuesto que hay que monitorearlo, porque en este mundo globalizado, no se sabe cuanto demoran en llegar. Creo que es una locura lo que está haciendo, pero más allá de eso tenemos otras preocupaciones más cercanas. Por supuesto que es algo que hay que monitorear.
Superar lo “injusto” de los bajos salarios
Hablando de recursos, usted planteó que más de 40% del personal subalterno se encuentra por debajo de la línea de pobreza. ¿Cómo es posible funcionar en esas condiciones?
No descubro la pólvora cuando digo que nuestro personal es de los sectores más sumergidos económicamente de todo el país. Las remuneraciones de nuestro personal son sensiblemente bajas por lo tanto a que muchísimos viven por debajo de la línea de pobreza. Yo di una cifra, 43%, que es estadística. Entre mis expectativas está el poder hacer mucho por mejorar esa situación.
¿Desde su posición de comandante qué cosas puede hacer?
Bueno, vamos a continuar instrumentando planes sociales con el personal, vamos a ayudar al personal a construir sus viviendas, vamos a generar ámbitos para cooperativas de viviendas, para que el personal nuestro pueda vivir en viviendas dignas, a su vez tenemos varias líneas de apoyo a las familias de militares, guarderías infantiles.
Desde ese punto de vista, vamos a hacer varios emprendimientos. Pero también somos conscientes que vamos a tener que luchar por una mejora en las remuneraciones. Hoy un soldado gana por lejos menos que cualquier funcionario de la administración pública.
De qué forma tiene previsto hacerlo, cómo pelearía por esa mejora?
Sí , tiene distintas patas este tema. Por un lado, tendrá que haber una mejora en el monto de remuneraciones. Es un tema que yo sé que es difícil, pero creo que es injusto que no se haga.
En su discurso, también mencionó la puesta en marcha de una reestructura profunda que abarcaría organización, despliegue, equipamiento e instrucción, ¿podría adelantar de qué se trata?
En este momento se está estudiando a nivel político, con el asesoramiento de las jerarquías militares, lo que sería el componente militar de la política militar de defensa. De allí saldrá claramente cuales serán nuestras misiones. De esas misiones, van a surgir seguramente necesidades de reacomodamientos en la organización, y a su vez necesidades de instrucción específica.
Ahora estamos incorporando radares modernos que nos van a permitir hacer una mejor vigilancia sobre las fronteras, aspecto muy sensible y que se está requiriendo no solo del Ministerio de Defensa sino de otras reparticiones del Estado como el Ministerio de Ganadería porque es muy sensible para el país controlar las fronteras desde el punto de vista sanitario. Esos radares que son muy modernos y costosos, requieren tener gente muy preparada. Todo eso requiere, organización, despliegue, instrucción, acorde a esa misión.
Esto es como un dominó, primero viene la política militar de defensa, luego vienen las misiones que nos asignarán y luego viene la parte nuestra que es reorganizarnos para cumplir esa misión.
La paz de abril
Un mensaje desde el fondo de la historia
“Acá hay cosas que rompen los ojos. En 1870, hace siglo y medio, el día de navidad, el 25 de diciembre, la batalla del Sauce, donde el ejército gubernista al mando del ministro de Guerra al terminar la batalla ordena pasar a degüello a los prisioneros y centenares de prisioneros la mayoría heridos, fueron degollados en el campo de batalla. Pasó un año y poco, y en la llamada paz de abril, los orientales dieron vuelta la página.
Nadie le pidió la cárcel a ese ministro de guerra y ese ministro murió de viejo en su cama. Es más, le agrego, tiene una calle en Pocitos: José Gregorio Suárez. Los orientales fueron capaces, un año y pico después, de ese hecho tan tremendo, tal vez el más sangriento de nuestra historia, pudieron superarlo.
Nadie dice que se hayan olvidado, olvido no hubo, pero sí se superó. Todos los orientales siguieron juntos buscando soluciones a los problemas reales del país. Hoy ya pasaron más de 30 , 40 años de los hechos y seguimos sin poder reconciliarnos”.


Una falta total de autocrítica de la "asociación armada para delinquir"

Familiares de desaparecidos responden al comandante del Ejército .


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