sábado, 15 de agosto de 2015

Señalando al señalador

de Gabriel "Saracho" Carbajales


UNA CHARLA 
SOBRE “EL REGRESO DE LA RATA”...

No es una entrevista. No es un reportaje.
Tampoco un “relato testimonial” de hechos y experiencias prolijamente reconstruidos...
Es, nomás, una charla sin maquillaje ni chupetes inalámbricos entre dos amigos y compañeros que no se conocen mucho, pero que igual se buscaron para intentar un ping-pong de vivencias y puntitas de la historia (que no es “reciente”, que está latente) y de puntos de vista acerca de lo que ambos hemos coincidido en llamar operación “el regreso de la rata” (Héctor Amodio Pérez)...

Los escuchas más benevolentes sabrán prestar atención sin darle mucha bola al lenguaje muy poco académico de este coloquio más bien canero entre el tal “Saracho” y el tal “Chamusca”-o “Chamusquín”, para los más intimos- (Héctor Pascual Quartiani), éste último de nuevo visitando juzgados penales, aunque esta vez no precisamente pasa salir premiado con algún procesamiento y unos nuevos añitos a la sombra de las humanitarias y sanadoras cárceles criollas, sino para señalar al señalador de militantes cuando tuvo el honor de lucir uniforme de las conjuntas fascistas a principios de la trágica década de los ´70, como un oficial torturador más...

Los menos benevolentes (y algo envenenados, de pronto) tal vez concluyan que se trata de puro vedetismo de un par de chantas que salen a ponerle palos en la rueda a la cacareada promoción de “la otra (y esclarecedora) historia” para, sutilmente, sacarle las castañas del fuego a quienes se les atribuye la autoría de una inexistente “historia oficial” del viejo MLN-Tupamaros, una organización que fue muchas organizaciones, muchos fenómenos entrecruzados, mucho cóctel ideológico y social, de un tiempo de ebullición e ímpetus populares único, hasta ahora, en la apacible “tacita del Plata”... Una organización, en fin, sobre la que es materialmente imposible escribir o contar una “historia oficial” (aunque sí es posible y saludable seguir analizando, porque hasta el último suspiro podemos aprender algo para un futuro que ojalá sea el “futuro reciente”)...

Sin más cháchara, pongan oreja y oídos críticos, y como todavía se puede creer, créannos que no ha sido una charla de viejos autocomplacientes congelados en los ´60/´70 y que sí es la charla más fresca y juvenil que pueda concebirse entre un par de tipos sencillos y bien canosos a los que la vida les ha enseñado que “la verdad” es siempre la verdad colectiva y relativa construida entre gente sencilla para la que la verdad tiene que ver, mucho, muchísimo, con el sitio en el que estemos parados para percibirla.

O sea, el lugar material y espiritual en que nos atrape la lucha de clases; pues ella nos atrapa y nos coloca en el ángulo visual desde el que se construye “la verdad”, “nuestra verdad”, que es la verdad diametralmente opuesta y peleada con “la verdad” de los enemigos del pueblo.

(Ahí va el audio en dos partes).

Héctor Pascual -Chamusca- Quartiani / Gabriel -Saracho- Carbajales, 14 de agosto de 2015, a 47 años del asesinato del Compañero Líber Arce.







Héctor Pascual Quartiani sintió unas ganas inmensas de pegarle una trompada a Héctor Amodio Pérez en la tarde de ayer, cuando lo vio en el tercer piso del juzgado de la calle Juan Carlos Gómez. "Por lo menos unos pimpones le tendría que haber dado, unas buenas piñas para que vaya llevando", dijo Quartiani a El Observador minutos antes de declarar.
Quartiani compartió la celda 264 del penal de Punta Carretas en 1971 con Amodio Pérez y Arcadio (así lo recordaba), otro tupamaro. El 6 de setiembre de ese año, Amodio logró fugarse junto a otros 110 presos, pero fue recapturado unos meses después. "Cuando cae, en el verano de 1972, lo voy a abrazar pero me pide que no porque dice que está muy golpeado. Y cuando nos bañamos en el corredor 23, lo miro por curiosidad y veo que en el cuerpo no tenía nada. Eso me llamó la atención", relató Quartiani. Las sospechas sobre su acuerdo con los militares creció unos días después. Amodio Pérez debía informar al Comité Central del MLN que estaba en la cárcel, integrado por Quartiani, el expresidente José Mujica, Jorge Zabalza y otros 12 tupamaros, sobre la actividad del grupo guerrillero en la calle. "El informe lo hacía el que llegaba, pero él cambia la jugada, no hace informe, se pone en cuclillas y pide que le pregunten", recordó Quartiani. Las dudas se convirtieron pronto en certezas y la cúpula del MLN le hizo la cruz.
"Lo vuelvo a ver en julio del '72. Me bajo de un ómnibus en la parada del Hospital Pereira Rossell y un camello (una patrulla del Ejército) entra por Brandzen y agarra Bulevar Artigas. Vienen corriendo y me pegan con el arma. Cuando me llevan al camello había dos personas, el chofer y otro más. Los procedimientos militares indican que solo debe quedar el chofer en el vehículo. Miro y lo veo, porque la parte de atrás del Negro (Amodio) es inconfundible. Estaba con uniforme militar y comete el error de decirle al oficial: 'Confundí al guacho con Maffei (Morlán, otro tupamaro)'. Le conocí la voz porque había sido compañero de celda", agregó.
"Como consecuencia de que él me apuntala, me torturan y él es cómplice de eso. Si la Justicia fuera Justicia, lo tendrían que procesar. Pruebas hay de sobra. No hay ninguna duda de que el tipo hizo lo que hizo", sentenció su excompañero de celda. El relato fue repetido ayer ante la fiscal Stella Llorente y la jueza Julia Staricco.

Carlos Martell y Julio Listre, otros dos tupamaros, también declararon ayer que fueron marcados por Amodio Pérez y que, a raíz de sus detenciones, fueron torturados. El acusado de traidor negó haber marcado a sus excompañeros y declaró en la entrevista de 2013 con El Observador y reiteró ayer ante la jueza que ni siquiera conoce a Quartiani. Por esa razón, la magistrada dispuso para el jueves un careo entre los tres tupamaros y el acusado. Este era uno de los propósitos de Amodio Pérez. "Regresé al país para mantener un cara a cara con mis excompañeros que aún mantienen la denuncia", declaró el sábado en el juzgado de Ciudad de la Costa (ver recuadro).
Staricco les preguntó si querían presentar denuncia contra Amodio Pérez. Martell, Listre y Quartiani respondieron que sí. La causa se inició en 2011 luego de que 28 ex presas políticas denunciaran torturas y abusos sexuales. La citación de Amodio se produjo porque dos exmilitares lo nombraron al declarar.

Careo con militares y tupas

Los militares retirados Orosmán Pereira y Asencio Lucero, que habían declarado el año pasado que el extupamaro salía con los militares a marcar a sus compañeros en la calle, tuvieron un careo ayer con Amodio Pérez. Los dos militares y el exguerrillero mantuvieron sus versiones. Pereira y Lucero ratificaron que marcaba y Amodio Pérez lo negó. El líder tupamaro Julio Marenales llegará hoy desde Salto para declarar en esta misma causa. Marenales ha planteado infinidad de veces que, cuando lo detuvieron, Amodio Pérez iba uniformado en el camello. El involucrado lo ha negado por lo que, seguramente, la jueza ordene mañana un careo entre Amodio Pérez y Marenales.
La magistrada, que dispuso el domingo el cierre de fronteras para Amodio Pérez, citó además a la cúpula del MLN, entre ellos al ministro de Defensa Nacional, Eleuterio Fernández Huidobro. Por su calidad de secretario de Estado, puede declarar por escrito.

Junto a la hija de Gavazzo

Amodio Pérez amaneció ayer a la hora 5 en un hotel del Centro de Montevideo. "Y no pude dormir más", le comentó a un allegado en el juzgado, adonde llegó después del mediodía acompañado por sus custodios. "¿Participó de sesiones de tortura, Amodio?", le preguntó un periodista. El extupamaro respondió con el dedo mayor de mano derecha en alto. Luego, en el tercer piso, conversó algunos minutos a solas con la abogada Rossana Gavazzo, hija del exmilitar preso y abogada de Lucero. Mientras, Quartiani contenía su ira.

"Amodio Pérez desapareció cuando me fui"

Amodio Pérez fue indagado el sábado en el juzgado de Ciudad de la Costa por haber ingresado al país con un pasaporte a nombre de Walter Salvador Correa Barboza. El extupamaro declaró que se retiró del país en octubre de 1973 con cédula de identidad, partida de nacimiento y pasaporte uruguayo a nombre de Correa Barboza, documentación que le entregó el general Esteban Cristi. Amodio Pérez declaró que asumió otra identidad porque su vida corría peligro. "Yo no voy a cobrar un duro por el libro (Palabra de Amodio). Yo soy Walter Salvador Correa Barboza. Para mí Amodio Pérez desapareció cuando me fui", declaró ante la jueza Marcela Vargas, según la sentencia de archivo a la accedió El Observador. El pasaporte con el que ingresó al país es "un documento formal y materialmente legítimo", sentencia la jueza, quien, tras archivar la causa, retuvo el pasaporte y le ordenó que expidiera uno nuevo a nombre de Héctor Amodio Pérez.


AMODIO DEBE QUEDARSE ACÁ, EN “VALPARAÍSO”, Y EL GOBIERNO DE RAJOY Y EL DE VÁZQUEZ DEBEN RENDIR CUENTAS Y NO DECIRNOS QUE TODO ES CULPA DE LOS GOBIERNOS ANTERIORES

¿Vos te imaginás dando una conferencia de prensa en la “madre patria” luego de ingresar a ella con un pasaporte y demás documentos de identidad, falsos, o, mejor dicho, “falsificados legalmente”?...
¿Te imaginás cómo te quedaría el que te dije de resultas del recibimiento en esas condiciones del sacro y noble Estado más mordaza y más represivo de Europa?...
Al revés, ¿te imaginás saliendo de España con documentos “falsos legales” rumbo al Uruguay y que no pase nada ni allí ni tampoco aquí después de haber anunciado con bombos y platillos que vos sos el que sos para luego saberse que vos no sos vos o que vos sos vos y el otro?...
Bueno, dejemos los juegos de palabra y tratemos de ser serios respecto a algo que es serio, muy serio, a pesar del aspecto de “comedia de enredos” que ha asumido la operación “el regreso de la rata” (Héctor Amodio Pérez, traidor, infiltrado, agente de la CIA o de los servicios sionistas, como más te guste ubicarlo).
No te imagines más nada: efectivamente, Héctor Amodio Pérez salió de España y llegó a la “hija patria” con papeles “de identidad” absolutamente truchos y no pasó absolutamente nada ni allá ni acá. La rata levantó vuelo allá, arribó acá y se mandó su conferencia de prensa en el Sheraton sin que nadie le tocara un pelo (además, parece, perdió la elegante parruqueta que luce muy gallardo en las tierras del gran Quevedo, que en Uruguay es más popular como supuesto inventor de historias picarescas onda porno medieval que propiamente como literato o poeta).

Durante más de 40 años, según las versiones que circulan a partir de la misma “palabra de Amodio”, el chivato de la tristísima figura hizo la suya en España, tranquilamente, con un fajo de documentos inventados y proporcionado por la dictadura “uruguaya” en fraterna coordinación con la dictadura “española”, que evidentemente lo protegió cuidadosamente, tan pero tan cuidadosamente, que muerto el energúmeno de Franco y resucitada la surrealista “democracia española”, el pinta siguió lo más campante moviéndose como gato entre la leña con la misma documentación que lo acreditaba como originario de “¡Valparaíso, Uruguay!!!”...

La celosa “inteligencia hispano-oriental” que resultó clave en la Masacre del Filtro que nos dejó los asesinatos de Roberto Facal y Fernando Morroni como precio por resistir la deportación y extradición a España de un grupo de vascos acusados de ser militantes de la ETA; esa misma súper inteligencia retrógrada y criminal de 1994, de acá y de acuyá, es la misma que apañó el fraude común entre el Estado “uruguayo” y el “español” de dotar de identidad apócrifa a un esperpento subhumano como Amodio, premiado por haber colaborado militantemente con y por la causa falangista internacional y, obviamente, condenado a muerte por el viejo MLN no tanto por traidor aunque sí por coautor de crímenes de lesa humanidad punibles, en teoría, en el “mundo libre” entero...
Desprolijidades, descuidos, distracciones, ni una. Tanto el Estado “oriental” como el “español”, son coautores plenamente conscientes de proteger (en dictadura y en “democracia”) a un asesino de gente de pueblo que encima cree poder darse el lujo de “volver” para meterle el dedo en el ano a ese mismo pueblo, trabajándose una especie de héroe y víctima de los ogros rojos que pululan por todas partes “tergiversando la historia”...

No da para más, señores. Tan impúdica es, tanto desparpajo de impunes profesionales muestra esta “otra historia”, que, la verdad, la extra que estaría faltando es que el señorito vuelva a España y siga viviendo allí tranquilamente como quien no quiere la cosa, y que el gobierno “español” no diga ni una palabra sobre este asunto, que, objetivamente, nos habla de la existencia de una fina sintonía entre el gorilaje de dos continentes que sufren la misma tiranía burguesa que allá expulsa y mata “sudacas” atrevidos que pretenden conseguir un laburito y acá mete en cana a un par de perseguidos sirios que llegaron (¡oh, dios!!!) exhibiendo pasaportes truchos tan truchos como el de la rata.

Si Amodio vuelve a España es porque ésto está más podrido de lo que sospechábamos allá y acá, y si los gobiernos respectivos no informan públicamente al menos sobre cómo fue posible esta “otra historia” actuándose oficialmente en consecuencia, quedarán expuestos, ambos, al escarnio popular y a una condena social inevitable, y nosotros, los pueblos hermanos de España y del Uruguay, tendremos otro motivo más para enriquecer la convicción y el sentimiento de que somos hermanos también en la lucha contra la “dictadura democrática” de una burguesía milica que es la misma acá y allá.

Y, también, la convicción de que los impunes, chivatos y mercenarios, tendrán tarde o temprano su merecido de odio y repudio aunque se escondan abajo de las piedras de cualquier rincón de este mundo en el que no está lejos el momento de que sean los mismos pueblos los que dicten sentencia, sí o sí.

Por más que unos cuantos no sepan qué hacer con él, ¡Amodio debe quedarse acá, en “Valparaíso”, para cumplir al menos la condena del desprecio de su propio pueblo, o, sencillamente, morirse de miseria moral (que, a veces, se muere de ella, al menos por imposición de las leyes de la naturaleza que no nos han hecho para vivir solos e ignorados como una cucaracha hedionda)...

Gabriel -Saracho- Carbajales, Montevideo, 15 de agosto de 2015.-

Marcelo Estefanell: Amodio Pérez vino a “intentar salvar su imagen”

El exintegrante de la Columna 15 del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T) dijo que Amodio Pérez no es autocrítico y que volvió para intentar salvar su imagen.



Héctor Amodio Pérez, el considerado “traidor” por el MLN retornó este viernes al Uruguay para presentar el libro de Jorge L. Marius “Palabra de Amodio: la otra historia de los tupamaros”. Además de la presentación, el extupamaro ofreció una conferencia, de la cual emitimos un resumen antes de comenzar la entrevista con Marcelo Estefanell.

Marcelo Estefanell no asistió a la conferencia, aunque fue invitado indirectamente, a través de notas en distintos medios de comunicación. Esta noche en Código País, dijo que la llegada de Amodio Pérez al país es una continuación de lo que empezó hace algunos años cuando primero hizo una llamada telefónica a un medio y luego envió una carta a otros. Estos hechos produjeron una especie de “terremoto” ya que se trataba de la primera aparición tras décadas de ausencia. En ese momento, Estefanell fue consultado si el autor de esa carta realmente podía ser Amodio y a él no le quedaron dudas. Era. “Era un desaparecido, a partir del 1973 nadie sabia de él” por lo que se construyó “un mito de su ausencia”. Tras esos hechos, “el traidor” envió más cartas y le envió una exclusiva a Estefanell. “Yo había dicho al aire en un programa de radio que me daba la sensación por sus cartas de que Amodio no comprendía a cabalidad el proceso histórico-político de Uruguay en los últimos 40 años. Me daba la sensación de que estaba muy anclado en los ’60 y a principios de los ’70 como si hubiera un agujero negro entre aquello y ahora, cuando en realidad desde la apertura democrática hasta ahora hubo un proceso riquísimo desde el punto de vista político”.
Tras la conferencia, Estefanell sigue pensando que “es un hombre anclado” en esa época. “Su tesis fundamental es absolutamente errónea”: da vuelta la carga de la prueba histórica, dice que los culpables son los otros y que con él se cometió una gran injusticia porque dice: nunca “‘traicioné, marqué ni salí a la calle a señalar gente’. En cambio se la agarra con Sendic y Huidobro, [dice]que ellos negociaron e hicieron el desastre de enfrentar al Ejército en el ’72 y así intenta salvar su imagen. Dar su versión de la historia”.
Aldo Silva: ¿es un traidor?
“Traicionar es una palabra muy fuerte. Yo creo que sí, en el contexto histórico de 1972 traicionó a sus compañeros. También estoy de acuerdo en lo que dice Marenales, que no fueron las declaraciones de él la causa de la derrota del MLN-T. Son otras, es mucho más profundo (…) pero echarle las culpas a él de la derrota es simplificar desde ese punto de vista las cosas. Pero creo que sí traicionó, porque yo justo fui capturado por el Batallón Florida, dos meses y medio después que él. Y él no estaba con nosotros, ya estaba viviendo en el dormitorio de los capitanes”.
Foto de la primera vez que Héctor Amodio Pérez fue capturado (5/julio/1970).
Alfonso Lessa: El Batallón Florida fue un lugar de detención de integrantes del MLN y un lugar fundamental desde la perspectiva militar en el combate de la guerrilla, fue el que tuvo a su cargo la caída de la Cárcel del Pueblo y uno de los lugares donde sí donde hubo negociaciones entre militares y tupamaros pero no a los efectos de traicionar a la organización sino una negociación para, entre otras cosas, terminar desde la perspectiva de los grupos armados con la guerra y realizar una serie de cosas que después el gobierno de Bordaberry no aceptó.
Sigue Estefanell: “Yo caigo ahí el 12 de agosto de 1972, él había caído el 20 de mayo de 1972 y una vez que pasó lo más fuerte y me llevaron a un calabozo, a los pocos días pasé a un pabellón que había al lado y ahí si bien no se podía hablar, durante 24 horas uno se sacaba la capucha, conversaba con sus compañeros y ahí me empecé a encontrar con todos los compañeros que ahora los vi desfilar por los juzgados. Todos habían sido señalados por Amodio Pérez. Martell, Marenales, estaban todos ahí”.
Estefanell dijo que entiende que muchas personas “no tienen ni idea del Uruguay de esos tiempos” y que muchas personas “están aburridas” pero que es necesario. “Creo que lo mejor que podría darles desde mi punto de vista de la época y de estos tiempos es que igual es necesario. Tiene sentido seguir hablando de esto porque nos guste o no (…) parte de lo que es Uruguay ahora es porque sucedió eso. Pepe Mujica [fue presidente]. Tuvimos una concepción revolucionaria equivocada, nos derrotaron, salimos, apostamos a un proceso político legal y un compañero que fue rehén llegó al gobierno. Ese es el Uruguay de hoy. Todos los jóvenes que no entienden lo que pasó tendrían que detenerse un poquito y confiar que estudiando todas las versiones pueden llegar a una conclusión”.
Aldo Silva: ¿Por qué volvió? ¿Pecó de ingenuo? ¿no se imaginaba que le iba a pasar todo esto?
No tengo una respuesta clara. Tengo una hipótesis. Para mí es la culminación de un intento desesperado de salvar su imagen, de sobrevivir, de dejar algo que sea una versión distinta a la que todos tenemos. Comenzó haciendo intentos, después aparecieron las cartas y él le dijo en algún momento a Gabriel Pereyra que quería escribir un libro y contar la verdad. Se nota la obsesión que tiene de salvar su imagen que ha estudiado profundamente todos los textos de historia reciente que se han publicado.
Alfonso Lessa: Vos viviste episodios muy importantes al lado de él. Me interesa que cuentes el día en que él es destituido, cae y por qué pensás tú que se da vuelta y termina trabajando para el ejército y negociando su libertad.
En mayo del 72 yo era un muchacho de 21 años. Comandaba una columna y la responsable de la columna, la persona que estaba por encima mío y la dirección estaba un estado mayor. En ese estado mayor estaba Alicia Rey Morales. Para mí trabajar con ella era un aliciente, era muy importante; era muy apreciada y la prensa le había hecho una fama desmesurada. Milité con ella un tiempo, por lo tanto Amodio estaba cerca. Si ella estaba ahí, Amodio estaba cerca, era la pareja de años. Un día, cuando ya la represión estaba muy aguda y muy eficiente, [los militares]llegan a un local en Pocitos, buscan un berretín y ahí estaban varios compañeros entre ellos Amodio Pérez y Mujica.
De ahí, cuando empiezan a buscar la puerta de entrada, [los compañeros]se fugan y se van por las cloacas con la intención de ir a otro local que quedaba en La Comercial. Les fue imposible ir hacia el norte porque los caños estaban llenos por la lluvia y el agua los fue llevando hacia la rambla. Allí Alicia Rey Morales se golpea bastante, había tenido una fractura en el fémur hace unos meses, queda muy embromada y deciden dejar a todos los compañeros en lo que llamábamos un caño seco mientras Amodio y otros salen a la calle a buscar auxilio e ir por arriba. Lo hacen, salen en plena rambla y Barreiro y se van para mi casa. Se bañaron, les dimos ropa, y yo estuve a cargo de llevarlos por arriba al local al que no accedieron por abajo. Dos días después los voy a buscar para llevarlos al local donde después fueron capturados.
[En ese momento, el objetivo era que estuvieran en un lugar seguro mientras conseguían la documentación para sacarlo del país y enviarlo a Chile]. El local a donde los llevo se llamaba planimetría y era donde teníamos todos los planos cloacales de Montevideo. A partir de ese momento yo entro todos los días ahí a reunirme con mi responsable. Él estaba ahí, era el que cocinaba, y se pasaba leyendo sobre las redes cloacales. Un día le pregunto por qué miraba tanto y me dice que había que hacer una nueva estrella, yo gran atrevido le dije ‘ahora se te ocurre hacer una estrella porque la negra está presa’. En el interín, cuando ellos salen de mi casa, el ejército entra por la red cloacal, siente voces y empieza a tirar. Una compañera es herida y se van y como la negra no puede caminar, ella grita, dice: ‘No tiren, soy Alicia Rey Morales’. Ahí cae su compañera.
En ese sentido, dice él, que ella así salvo a sus compañeros. Es verdad, ellos pueden huir. Eso lo quiebra. A fines del ’71, inicios del ’72 empieza a discrepar con los planes nuevos del MLN: los operativos en el interior, empieza a discrepar con Sendic, Huidobro, pero cae preso en febrero del ’72. Se fuga en abril y se escapa pero ya discrepando con lo que se hace y con lo que se va a hacer.
Aldo Silva: ¿Hasta ahí era una persona de fiar?
Creo que sí. Él participaba de alguna forma de la polémica que había. La captura de la Negra Mercedes, Alicia Rey, lo afecta enormemente. Es comprensible eso también. Sumado al hecho de que encima él dice que pidió la baja y no se la dieron. La información que yo tengo es al revés, que se le dieron sí.
Alfonso Lessa: En el local que cae, él te salva.
Yo tenía que entrar una mañana temprano y como señal de alarma había una cortina. Abierta era peligro y cerrada era libre, se podía entrar. Llego y a cortina no existía, la habían arrancado. Por eso no entré. Cuando le pregunté a un compañero que cayó con él quién había puesto la alarma me dijo ‘fue el negro’.
Alfonso Lessa: ¿Es verdad que lo condenaron a muerte?
No hay un documento escrito pero era vox populi entre nosotros. Era un condenado.
Alfonso Lessa: ¿Fue por la Cárcel del Pueblo?
No. Fue porque se lo empezó a ver vestido de militar arriba de las patrullas señalando y capturando compañeros.
Aldo Silva: ¿Eso se diluyó?
Creo que sí. Él tomó medidas de seguridad pero el MLN como organización desde el 1985 no es más una guerrilla. Abandonó la guerrilla armada, apostó a la legalidad. Cumplió con todos los pasos. Lleva 30 años y nunca pasó nada fuera de la legalidad. Una condena a muerte cae por su propio peso, no creemos en la pena de muerte.
Aldo Silva: ¿Es un tema entre tupamaros?
Comprendo esa respuesta. Para la inmensa parte de la gente es un tema entre tupas. Lo que pasa es que el movimiento tupamaro es parte de la realidad política nacional. Es parte del gobierno. Sus miembros son ministros y expresidente. Es la realidad. Nos guste o no. Tiene algo maravilloso, quienes nos comprometimos a la lucha armada, quisimos hacer la revolución, nos derrotaron, estuvimos presos, fuimos amnistiados, fuimos por lo legal, llegamos al gobierno y ahora somos parte del gobierno.
Aldo Silva: ¿Has pensado en reunirte con él, conversar?
Cuando estaba con la idea de hacer una obra literaria quería verlo, francamente lo busqué. Después con su aparición en 2013 un poco me empezó a desilusionar, pensé que alguna actitud autocrítica iba a tener. Algo de lo que pasó lo iba a contar. Lo que más me espantó fue una carta que mandó hace poco y que la leí en la web que decía que no lo comparen con Huidobro, [en ese momento]el proyecto literario se fue al tacho.

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